El mundo del compost
En esta sección descubrirás todo lo que necesitas saber y más del mundo del compostaje doméstico.
El compostaje es una práctica que pretende imitar el proceso natural de formación de humus, obteniéndose un producto llamado compost. Supone un proceso de degradación y transformación de la materia orgánica y requiere básicamente carbono, nitrógeno, humedad y aireación.
El compost es el producto resultante del proceso controlado de la descomposición aerobia (en presencia de oxígeno) de la materia orgánica, llevada a cabo por microorganismos descomponedores (bacterias, hongos…) y por pequeños invertebrados (como lombrices y escarabajos).
La materia orgánica proporciona nutrientes a las plantas y contribuye al mantenimiento de la estructura del suelo.
Los fertilizantes inorgánicos llevan 3 nutrientes importantes para el desarrollo de las plantas: Nitrógeno, Potasio y Fósforo (NPK), algunos de los cuales, al fluir con las aguas, pueden tener efectos nocivos para el medio ambiente.
Por el contrario, el compost cuenta, junto a estos nutrientes, con una variedad de micronutrientes tales como boro, cobalto, hierro, manganeso y zinc que los aporta lentamente para que puedan ser utilizados por la planta, sin que éstos sean arrastrados por las aguas superficiales. Además, la materia orgánica en el compost actúa como un aglomerante captando las partículas del suelo (arena, arcilla y limo), ayudando a mantener la estructura del suelo evitando que se las lleve el viento ni el agua.
También transforma los suelos pobres sin estructura, en suelos saludables con una estructura estable y gran disponibilidad de nutrientes, incrementando la porosidad de la tierra. Los poros no solo contribuyen a una mejor aireación sino que proveen de más espacios para la acumulación de agua.
Cuando pretendemos abonar nuestras plantas, de forma orgánica, encontramos en el mercado diversos productos denominados “compost” y “humus” de igual manera. Sin embargo, hemos de saber que son compuestos diferentes.
El compost es una sustancia de apariencia similar a la tierra oscura que caracteriza la cubierta natural que se forma en el horizonte superior del suelo, comúnmente conocido como “mantillo”. Se considera acabado o maduro cuando obtenemos un sustrato orgánico rico en nutrientes cuyos elementos no se distinguen bien a simple vista. Sin embargo, en realidad ese compost no está maduro del todo, es decir, aún queda mucha actividad microbiana hasta que se convierta en lo que conocemos como humus. Esto es porque el compost, que es lo que solemos utilizar en jardinería, requiere de mucho tiempo para descomponerse completamente.
En cuanto el proceso de descomposición de la materia orgánica finaliza al 100% es cuando obtenemos humus. ¿Y qué es el humus? Es una sustancia homogénea de color oscuro, totalmente orgánica y muy estable, de textura esponjosa y compuesta principalmente de carbón. Se trata del compost cuyos materiales orgánicos se han degradado en su totalidad y ya no se pueden transformar más. Podríamos decir que el compost son estados de la materia orgánica previos a la obtención de humus, en diferentes grados de maduración.
Actualmente, nuestra forma de vida genera una gran cantidad y variedad de residuos de diversos orígenes, algunos de ellos en cantidades cada vez más elevadas, cuya acumulación puede crear un problema de carácter ambiental. Cuando mezclamos los restos de comida (fracción orgánica) con envases, papel de aluminio, pañales o colillas (fracción inorgánica o resto), todo acaba en el vertedero o quemado en una incineradora. La correcta separación en origen de nuestros residuos y su posterior reciclaje es una forma sencilla que tenemos de colaborar desde casa a reducir nuestro impacto ambiental.
De entre los abonos aptos para nuestras macetas o huertos urbanos (humus de lombriz, estiércol, guano…), el compost es el más sencillo de obtener en casa. Para ello sólo necesitamos una compostadora y desechos orgánicos. Los beneficios de hacer nuestro propio compost en casa son muchos y muy diversos:
- Reduce la cantidad de materia orgánica que va a los vertederos, así como los malos olores y la contaminación asociados.
- Reduce o elimina el uso de fertilizantes inorgánicos, a los que sustituye.
- Ahorra agua de riego debido a la capacidad de retención de humedad del compost.
- Aporta los nutrientes necesarios para el desarrollo de las plantas, de forma natural.
- Reduce los costes y la contaminación de transporte y tratamiento de los residuos con los consiguientes beneficios para los ciudadanos.
- Permite retener los nutrientes y los elementos fertilizantes en el suelo.
- Mejora la estructura física del suelo y reduce su erosión.
- Regula los intercambios (de materia y energía) de aire, agua y calor entre la tierra, el aire y las plantas.
- Mejora y aumenta la disponibilidad de nutrientes para las plantas (mejorando su desarrollo) y regula el pH del suelo.
- Serás protagonista en el proceso de economía circular al incorporar tus desechos orgánicos al ciclo natural de la materia y los nutrientes.
- ¡Tendrás abono gratis!
Para llevar a cabo el proceso de compostaje, lo primero que necesitamos es una compostadora (o bien un pequeño espacio al aire libre si tenemos jardín). Una compostadora es un recipiente donde va a tener lugar la descomposición de la materia orgánica que vamos depositando con el objetivo de obtener compost. Actualmente podemos encontrar diferentes modelos de compostadora en el mercado, estando principalmente construidas de materiales plásticos, metálicos o de madera. El recipiente debe tener aberturas en diferentes lugares para asegurar la aireación en el interior así como una abertura en la parte inferior para ir sacando el compost generado. También tenemos la opción de fabricar una compostadora casera.
Es recomendable que la compostadora se coloque en el exterior, en contacto directo con la tierra, de forma que los microorganismos aparezcan de forma espontánea y haya una regulación natural de la humedad. En zonas frías conviene que la compostadora esté expuesta al sol, para que el incremento de temperatura ayude al trabajo de los microorganismos. Ojo con las grandes corrientes de aire, ya que pueden provocar que la humedad y la temperatura disminuyan. En zonas cálidas, conviene ubicarla a la sombra, para evitar grandes pérdidas de humedad. También es importante evitar que le caigan grandes cantidades de lluvia si tenemos la compostadora en el exterior.
En caso de que no dispongamos de un jardín o zona exterior de tierra, no hay problema, podemos colocar nuestra compostadora en la terraza, patio o cualquier lugar accesible y que no vaya a ocasionar problema con los vecinos.
Es conveniente colocar una capa de materiales leñosos en la base, de unos 6-10 cm, para fomentar la aireación de la pila de materia orgánica y evitar que ésta se apelmace. La primera vez debemos llenarla al menos con 50 cm de materiales secos y húmedos mezclados en igual proporción. A partir de entonces, iremos echando los restos según los generemos, teniendo en cuenta que el aporte de materiales húmedos ha de ser aproximadamente el doble de materiales secos. Debemos procurar que la mezcla quede siempre uniforme.
Los materiales que se pueden compostar se pueden agrupar en:
Materiales secos (o marrones): compuestos por una alta proporción de carbono.
- Restos vegetales: hojas en pequeñas cantidades, cortezas de árbol (conviene triturarlas para una mejor degradación), restos de poda troceada (máximo de 5 cm), paja, serrín.
- Cartón, papel (evitar papeles con tintas de colores), servilletas y papel de cocina manchados, pañuelos de papel usados.
- Desechos de cocina: cáscara de huevo troceada, cáscara de frutos secos.
- Ropa y tejidos de fibra naturales, muy bien troceados y en pequeñas cantidades.
Materiales húmedos (o verdes): tienen una mayor composición en nitrógeno.
- Restos vegetales: hierba y césped fresco
- Desechos de cocina: restos de frutas y verduras, posos de café e infusiones
- Estiércol
- Cenizas remojadas previamente (evitar el hollín).
No se puede compostar ningún desecho que no sea orgánico (vidrio, plástico, metales, colillas, bombillas, medicamentos o cosméticos, productos químicos como pinturas, esmaltes, resinas, pegamentos…).
Además, hay una serie de materiales orgánicos que sería conveniente no utilizar en nuestra compostadora, por sus características a la hora de ser descompuestos:
- Restos de carne o pescado (generan malos olores y pueden atraer animales).
- Huesos, espinas o caparazones de crustáceos.
- Plantas o restos de plantas con enfermedades (podemos propagarlas al resto de nuestras plantas).
- Cáscaras de cítricos.
- Cenizas de la barbacoa si son de carbón (poseen altos niveles de azufre y metales pesados como arsénico y hierro).
- Pesticidas, insecticidas y otros productos químicos o restos de plantas que hayan sido tratadas con ellos.
- Excrementos de animales carnívoros (mascotas como gato o perro, debido a la gran carga microbacteriana).
- Serrín o restos de maderas con tratamientos químicos.
Tamaño
Entre 1 y 5 cm. Los materiales gruesos ralentizan la descomposición (conviene trocearlos, ya que la fragmentación previa facilita el proceso de descomposición, ya que presenta mayor superficie para ser atacada por los microorganismos). Si los materiales son demasiado finos, la pila se compacta y dificulta el intercambio de aire y agua con el exterior. Lo importante es conseguir una equilibrada proporción entre materiales finos y gruesos, para que queden suficientes espacios aireados (ej. mezcla de césped y ramas).
Relación Carbono-Nitrógeno (C:N)
Los materiales ricos en nitrógeno aceleran el proceso de descomposición, pero aportan poco humus. Los materiales ricos en carbono ralentizan la descomposición, pero a cambio se obtiene abundante humus. Teniendo en cuenta que no resulta sencillo conocer la proporción exacta de C:N que tenemos, lo ideal es aportar materiales equilibrados en C:N como hojas de árboles frutales y de arbustos, ortigas, estiércol de ganado o ramas finas. Algunos materiales ricos en nitrógeno son:
- Estiércol de aves.
- Césped.
- Posos de café.
- Restos de frutas y verduras.
Algunos materiales ricos en carbono son:
- Ramas gruesas.
- Serrín.
- Papel-cartón.
- Virutas de madera.
- Cortezas.
- Paja.
- Acículas de pino
- Hojas de haya, roble
Aireación
La degradación de la materia orgánica la llevan a cabo microorganismos aerobios, lo que significa que necesitan estar en presencia de oxígeno para descomponerla y obtener compost. Para conseguir una buena aireación necesitamos:
- Una proporción equilibrada entre materiales finos y gruesos.
- Voltear el contenido cuando la pila de materia orgánica esté demasiado compacta o muy húmeda. Requiere echarle un ojo con frecuencia.
Humedad
Además de oxígeno, los microorganismos encargados de la descomposición de la materia orgánica, también necesitan cierta humedad en el ambiente. Ya sabemos que el exceso de humedad no permite la aireación de la pila de materia orgánica, además provoca que ésta se pudra y que aparezcan malos olores. Lo ideal por lo tanto es mantener una humedad del 40-60 % y una temperatura que oscile entre 50 y 60ºC.
¿Cómo podemos comprobarlo sin tener que comprar ningún aparato de medida?
Podemos coger un puñado de nuestro futuro compost y apretarlo con la mano. Si la mano se humedece pero no escurre el agua entre los dedos, la humedad es óptima.
Si queremos reducir la humedad de nuestra pila de materia orgánica, podemos añadir materiales secos como paja, ramas finas, corteza, serrín, papel/cartón… De igual manera, si queremos aumentar la humedad, podemos añadir materiales frescos y húmedos, como restos de frutas y verduras o césped recién cortado, o bien podemos regar directamente la pila sin llegar a producir encharcamiento.
El proceso de compostaje requiere de varios meses para llevarse a cabo. Cuando hayan transcurrido al menos 4-5 meses, se podrá extraer el compost, que estará en la parte inferior de la compostadora.
Para saber si nuestro compost está listo y es de calidad debemos tener en cuenta lo siguiente:
- Olor: lo ideal es que huela a tierra de bosque. Si huele fuerte o como a podrido, debemos recompostar, es decir, aportar materiales ricos en carbono y airear la pila. Si no huele o huele a tierra seca, quiere decir que nos hemos pasado compostando.
- Humedad y temperatura: un buen compost debe tener una textura suelta y granulosa, al cogerlo y apretarlo con la mano, no debería gotear ni desmenuzarse.
- Aspecto: de color oscuro y aspecto homogéneo, sin poder distinguir los componentes originales.
- Antes de usar nuestro compost, conviene filtrarlo con ayuda de una criba o tamiz, para así separar los elementos gruesos, todavía no compostados, que serán devueltos a la compostadora.
Problema | Causa | Solución |
Mi pila de compost huele mal, como a podrido (importante no confundir con el olor habitual del compost). | · Exceso de humedad.
· Falta de aireación. · Mucha compactación. · Demasiados materiales frescos (ricos en nitrógeno). | Hay que añadir materiales secos y mezclar todo para airear la pila. |
Mi pila de compost está demasiado húmeda. | · Demasiados materiales frescos (ricos en nitrógeno).
· Demasiada agua de lluvia. | Hay que añadir materiales secos y remover la pila hasta equilibrar la mezcla. |
Mi compost presenta un color claro, blanquecino. | · Demasiados materiales secos (ricos en carbono).
· Presencia de hongos filamentosos. | Hay que añadir materiales frescos y mezclar bien. También podemos remojar un poco la mezcla. |
Hay presencia de moscas.
* forman parte de los microorganismos que descomponen la materia orgánica (se alimentan de productos resultantes de la fermentación de la fruta), pero pueden suponer una molestia.* | · Demasiados materiales frescos (restos de comida). | Hay que equilibrar la proporción de materiales frescos y secos y mezclar. También podemos tapar con una capa de tierra estos restos de comida para que las moscas no tengan acceso a ellos. ¡Nunca usar pesticidas! |
Están creciendo pequeñas plantas (es normal que se nos cuele alguna semilla). | · Temperatura demasiado baja. | Hay que mezclar los materiales y/o añadir más materiales frescos. |
Mi pila de compost parece estar muy seca. | · Exposición a altas temperaturas (verano).
· Demasiados materiales secos. | Hay que aumentar la humedad (podemos regar y bien añadir materiales frescos). También podemos tapar la pila y protegerla del calor. |
Mi pila de compost no alcanza la temperatura adecuada. | · La pila es demasiado pequeña y pierde calor.
· Pocos materiales frescos (ricos en nitrógeno). · Falta de humedad. | Hay que añadir materiales frescos y/o regar la pila para aportar humedad. |
¡La clave está en mantener siempre una relación equilibrada entre materiales secos y materiales frescos!
Debemos tener en cuenta que existe una gran diversidad de organismos que se encargan de llevar a cabo la descomposición de la materia orgánica, por lo que es normal encontrarnos moscas, escarabajos, lombrices, hongos… en nuestra pila de compost. No obstante, si nos causan una molestia muy grande, NUNCA debemos usar productos químicos para tratarlos, ya que contaminarían nuestro compost.
Tiempo de descomposición (aproximado) | Usos recomendados | |
Compost sin madurar | De 2 a 3 meses. | El compost fresco se puede usar como amortiguador de temperatura, echando una capa de unos 5 cm sobre la tierra. Esta técnica recibe el nombre de “acolchado”. Además, mejora la estructura del suelo, manteniendo la humedad y disminuyendo el crecimiento de flora arvense. |
Compost maduro (humus) | De 4 a 5 meses en adelante. | El compost ya maduro es un fertilizante magnífico para nuestras plantas (posee la proporción adecuada de nutrientes necesarios). Además, mejora la estructura del suelo, aportando estabilidad y nutrientes, así como su capacidad de absorber y retener la humedad. |
¿Sabías que aproximadamente el 50% de los residuos que generamos son orgánicos? Esto significa que si compostamos nuestros desechos orgánicos podríamos reducir alrededor de un 30% los desechos que van a parar a los vertederos (no todo es compostable).
De cada 100 kg de basura orgánica se obtienen 30 kg de compost. Lo que quiere decir que de ese 50% de residuos que generamos, un 30% es material compostable.